La primera imagen que me encantó del Mundial que ha comenzado es la de la selección sudafricana saltando al terreno de juego: ¿se puede llevar el ritmo más en la sangre??
Hasta el utillero, que iba la mar de "pincho" con traje y la neverica con el agua o lo que lleven, bailaba al ritmo que marcaban los futbolistas, convirtiendo algo tan simple como salir de un tunel de vestuarios en una fiesta. Creo que esa va a ser una de las sensaciones que nos van a quedar grabadas: la alegría del continente africano. Me encanta ver cómo celebran los goles no sólo los Bafana-bafana, sino cualquier equipo negro, porque hacen de cada momento una fiesta y eso es algo que se nos olvida muy fácilmente a l@s europe@s. La vida está ahí para vivirla y bailarla y cualquier cosa es motivo de celebración.
Por eso, yo creo que tod@s l@s que vimos el partido inagural éramos sudafrican@s de corazón; ¡¡¡qué chasta para México, la verdad!!!!!
Pero continuando con la manera de celebrar de l@s african@s (y que es extensible a muchos pueblos del llamado "tercer mundo"), lo que más me sorprende cuando veo un documental, es la sonrisa de l@s niñ@s. Igual están infectad@s de malaria, no han comido o no tienen zapatos, pero tienen una sonrisa maravillosa que ilumina la realidad más terrible.
Cada vez tengo más ganas de poder hacer una escapada a ese continente (bueno, más concretamente al Africa negra, porque técnicamente ya he estado en él, cuando viajé a Marruecos). Me muero por ver la imagen típica de la sabana africana con la acacia al fondo, mientras un sol imposible se recoge a descansar y aunque de momento me tenga que conformar con verlo a través de Discovery Chanel, espero poder experimentarlo en persona.
Pero para ir calentando motores, voy a observar con detalle cada gol que celebren Costa de Marfil, Sudáfrica, Ghana, Nigeria o Camerún, porque seguro que serán una verdadera fiesta, acompañado por el atronador (y a veces un poco rallante) sonido de las vuvucelas.
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